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Es bastante fácil decir a los pobres que acepten su pobreza como voluntad divina cuando tú mismo tienes ropa de abrigo y comida en abundancia y atención médica y un techo sobre tu cabeza y no te preocupas por el alquiler. Pero si quieres que te crean, intenta compartir un poco de su pobreza y comprueba si puedes aceptarla como voluntad divina.