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Las dos cosas más preciosas de este lado de la tumba son nuestra reputación y nuestra vida. Pero es de lamentar que el susurro más despreciable pueda privarnos de una, y el arma más débil de la otra.
Las dos cosas más preciosas de este lado de la tumba son nuestra reputación y nuestra vida. Pero es de lamentar que el susurro más despreciable pueda privarnos de una, y el arma más débil de la otra.