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La intolerancia es tan virulenta que tal vez sea hora de convertir a los cristianos en una clase protegida. En estos momentos, la "cristofobia" y la "biblofobia" están en plena efervescencia entre los izquierdistas y los activistas homosexuales, y hay que detenerlos antes de que se dejen llevar por su celo y causen daños corporales a alguien. Una vez más debemos recordarles que nuestra Constitución dice "libertad de religión" y no "libertad de religión".