-
Mi soledad... todavía me invade a veces... Es una sensación liminal, perdida, de haber vagado por bulevares anchos e interminables, entre hileras de naranjos, mariposas invernales, estaciones invertidas y desordenadas, perros ladrando detrás de vallas destinadas a mantener alejados a los intrusos. No es el lugar lo que me empobrece, sino que soy yo quien aporta al lugar mi propia sensación de pobreza, de pérdida. Es una sensación de casi nada, como si yo no fuera tanto una pizarra en blanco como una pizarra borrada, todavía con borrones ilegibles de escritura alisada.