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  • Tenía que seguir respirando. Aunque no había razón para tener esperanza... Me mantuve vivo. Seguí respirando. Y un día se demostró que mi lógica estaba totalmente equivocada porque la marea subió y me dio una vela. Y ahora, aquí estoy. He vuelto... Porque ahora sé lo que tengo que hacer. Tengo que seguir respirando. Porque mañana saldrá el sol. ¿Quién sabe lo que la marea podría traer?