-
No soy uno de esos estadounidenses ñoños y de espíritu débil que quieren caer bien a toda la gente que les rodea. No me importa que la gente me odie a muerte; supongo que la mayoría lo hace. La cuestión importante es si están en condiciones de hacer algo al respecto. Mis afectos, al estar concentrados en unas pocas personas, no están esparcidos por todo el infierno en un vil intento de aplacar a mierdas enfurruñadas e inútiles.