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En el juego de las armas, somos los más cazados. El río de sangre que baña las calles de nuestra nación fluye sobre todo de los cuerpos de nuestros niños negros.
En el juego de las armas, somos los más cazados. El río de sangre que baña las calles de nuestra nación fluye sobre todo de los cuerpos de nuestros niños negros.