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Mi gran esperanza para nosotras, como mujeres jóvenes, es empezar a ser más amables con nosotras mismas para poder serlo con los demás. Que dejemos de avergonzarnos a nosotras mismas y a los demás por cosas que desconocemos por completo: si alguien es demasiado gordo, demasiado delgado, demasiado bajo, demasiado alto, demasiado ruidoso, demasiado callado, demasiado lo que sea. Existe la sensación de que todos somos "demasiado" algo, y todos no somos suficientes.