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La idea de que cada corporación puede ser una monarquía feudal y, sin embargo, comportarse en su acción corporativa como un ciudadano democrático preocupado por el mundo en que vivimos es uno de los grandes absurdos de nuestro tiempo-.
La idea de que cada corporación puede ser una monarquía feudal y, sin embargo, comportarse en su acción corporativa como un ciudadano democrático preocupado por el mundo en que vivimos es uno de los grandes absurdos de nuestro tiempo-.