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La edad es una ventaja tanto para los jugadores de carácter como para el buen vino. Las experiencias humanas, buenas y malas, dejan huella en el rostro y el porte. Unas cuantas arrugas en la cara y algunas canas, junto con la idiosincrasia que un actor adopta a lo largo de la vida, ayudan a redondear la personalidad del actor. Por lo que a mí respecta, cuanto mayor se hace un actor de carácter, más firme es su posición.