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  • Estoy hablando con un periodista y realmente ya no tengo nada que decir, esto ya es incómodo. Ya siento venir el dolor. El dolor brutal, cuando un día deba leer tu edición de cualquier cosa que diga, porque no importa lo que diga, no importa cómo lo diga, no importa su tono, su rango de frecuencia, su nivel de decibelios o la forma en que junte las palabras, no importan mis intenciones ni la verdad. Lo que leeré un día será un aborto castizo y manipulado de tus malentendidos, tus manipulaciones, tu agenda y tu uso amateur de la lengua inglesa.