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Si hubiera querido estar protegido en un trabajo tranquilo, podría haberme quedado en el Oporto. Habría sido el segundo, después de Dios, a los ojos de los aficionados, aunque nunca hubiera ganado nada más.
Si hubiera querido estar protegido en un trabajo tranquilo, podría haberme quedado en el Oporto. Habría sido el segundo, después de Dios, a los ojos de los aficionados, aunque nunca hubiera ganado nada más.