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Con los años de noviazgo y de estar juntos, nos dimos cuenta de que ya no había valor para nada. La gente sólo quiere saber qué comemos, qué diseñador llevo, a quién hemos invitado... Saif y yo decidimos que queríamos mantener sagrada la parte más pura de nuestra relación. Seguimos el protocolo saliendo a la terraza y saludando a los medios tras registrar oficialmente el matrimonio, pero no necesitaban saber más que eso.