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Si quiere ahorrarse el precio de la entrada, vaya a la cocina, ponga un coro masculino a cantar la música del infierno y pida a un niño que empiece a golpear ollas y sartenes. Luego cierre los ojos y use la imaginación.
Si quiere ahorrarse el precio de la entrada, vaya a la cocina, ponga un coro masculino a cantar la música del infierno y pida a un niño que empiece a golpear ollas y sartenes. Luego cierre los ojos y use la imaginación.