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Si un solo país, por la razón que sea, tolera una familia judía en él, esa familia se convertirá en el centro germinal de una nueva sedición. Si un pequeño niño judío sobrevive sin ninguna educación judía, sin sinagoga y sin escuela hebrea, [el judaísmo] está en su alma. Aunque nunca hubiera habido una sinagoga ni una escuela judía ni un Antiguo Testamento, el espíritu judío seguiría existiendo y ejerciendo su influencia. Ha estado ahí desde el principio y no hay judío, ni uno solo, que no lo personifique.