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  • Zeus ha muerto está repleto de momentos para partirse de risa, retahílas de ingenio socarrón, juegos de palabras dignos de un gemido y un argumento complejo y trepidante. No hay muchos misterios fantásticos y humorísticos sobre asesinatos, especialmente no tan intrincadamente construidos como éste. Michael G. Munz toma un "¿Y si...?" y corre con él como un niño con el smartphone de mamá. Los fragmentos desechables y dignos de carcajada te recordarán a Douglas Adams. Una lectura muy agradable.