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Dicen que para ser escritor primero hay que tener una infancia infeliz. No sé si la infelicidad es necesaria, pero creo que tal vez algunos niños que han sufrido una pérdida demasiado grande para las palabras se convierten en escritores que siempre están tratando de encontrar esas palabras, tratando de encontrar un significado para la forma en que han vivido...".