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La influencia moral de la mujer no se deja sentir en ningún lugar con más fuerza ni se emplea de forma más beneficiosa que en el hogar. No hay mejor lugar para criar a la nueva generación que la familia tradicional, donde un padre y una madre trabajan en armonía para mantener, enseñar y educar a sus hijos. Donde no existe este ideal, la gente se esfuerza por duplicar sus beneficios lo mejor que puede en sus circunstancias particulares.