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Todos nos habituamos, ¿verdad? Te levantas por la mañana, te tomas un café y lees el periódico, y eso está muy bien. A todo el mundo le gusta la vida en sus aspectos mundanos y cotidianos. Es lo que nos hace sentir seguros. Pero también empiezo a adormecerme un poco y no veo lo que hay a mi alrededor. Así que me pongo en una situación nueva y, de repente, veo de verdad a la persona que tengo al lado, oigo música y huelo, y no puedo evitar querer escribirlo.