En última instancia, el patrón jerárquico no se parece en nada al testigo directo de la evolución orgánica que se suele suponer. Hay facetas de la jerarquía que no se derivan naturalmente de ningún tipo de proceso evolutivo aleatorio no dirigido. Si la jerarquía sugiere algún modelo de la naturaleza es la tipología y no la evolución. Cuánto más fácil sería argumentar a favor de la evolución si todas las divisiones de la naturaleza fueran borrosas e indistintas, si el systema naturalae estuviera formado en gran parte por clases superpuestas indicativas de secuencia y continuidad.