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¿Por qué es importante la disciplina? La disciplina nos enseña a actuar por principios y no por deseos. Decir no a nuestros impulsos (incluso a los que no son inherentemente pecaminosos) nos pone en control de nuestros apetitos en lugar de viceversa. Depone nuestra lujuria y permite que la verdad, la virtud y la integridad gobiernen nuestras mentes en su lugar.