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Con la esperanza de que el kárate se incluyera en la educación física universal que se imparte en nuestras escuelas públicas, me puse a revisar los katas para hacerlos lo más sencillos posible. Los tiempos cambian, el mundo cambia y, obviamente, las artes marciales también deben cambiar. El kárate que practican hoy los estudiantes de secundaria no es el mismo que se practicaba hace tan sólo diez años [este libro fue escrito en 1956], y está muy lejos del kárate que yo aprendí cuando era niño en Okinawa.