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El hombre que no puede escuchar un argumento que se opone a sus puntos de vista o tiene una posición débil o es un débil defensor de la misma. No vale la pena sostener ninguna opinión que no resista la discusión o la crítica. Y se ha dicho sabiamente que el hombre que sólo conoce la mitad de una cuestión es peor que el hombre que no sabe nada de ella. No sólo es parcial, sino que su partidismo pronto le convierte en intolerante y fanático. En general, es cierto que no vale la pena defender nada que no pueda resistir la discusión o la crítica.