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  • ¿Cuánto vale un recurso así? Lo que cueste. Si nunca lo recorremos ni nos adentramos en su sombra, si sólo pasamos en coche de vez en cuando y vemos cómo cambian las texturas de la verde ladera de la montaña bajo el viento y el sol, o cómo la niebla desplaza suaves plumas por los barrancos, o cómo la última puesta de sol en el continente enrojece el cielo más allá de la cresta, ya tenemos el valor de nuestro dinero. Hemos sido demasiado eficientes en la destrucción; hemos dejado a nuestras almas demasiado poco espacio para respirar. Cada lugar verde natural que salvamos salva un fragmento de nuestra cordura y nos da un poco más de esperanza de que tenemos un futuro.