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Rara vez hablo de Dios. A Dios sí. Protesto contra Él. Le grito. Pero un discurso abierto sobre las cualidades de Dios, sobre los problemas que Dios impone, la teodicea, no. Y sin embargo Él está ahí, en silencio, en filigrana.
Rara vez hablo de Dios. A Dios sí. Protesto contra Él. Le grito. Pero un discurso abierto sobre las cualidades de Dios, sobre los problemas que Dios impone, la teodicea, no. Y sin embargo Él está ahí, en silencio, en filigrana.