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Un hombre que vive con intenciones está abocado a sentir frustración. Un hombre que vive con expectativas está destinado a sentirse frustrado porque la existencia no tiene ninguna obligación contigo. Pero si vives sin intenciones, sin expectativas, entonces milagrosamente descubres que todo lo que alguna vez soñaste se está cumpliendo. La luna se refleja en el lago: el lago nunca lo pidió, la luna nunca lo pretendió. La existencia continúa espontáneamente. No traigas tu deseo, tu ambición y tu expectativa; son los puntos perturbadores. Crean un caos en tu mente.