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Una vez que el ego no está ahí, no hay expectativas, frustración, deseo ni desesperación. De repente uno se encuentra cayendo en una profunda armonía con el cosmos. Y esa armonía es Dios; esa armonía es el nirvana; esa armonía es el tao.
Una vez que el ego no está ahí, no hay expectativas, frustración, deseo ni desesperación. De repente uno se encuentra cayendo en una profunda armonía con el cosmos. Y esa armonía es Dios; esa armonía es el nirvana; esa armonía es el tao.