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  • Lo real es que sufres por tus expectativas. Cuando no se cumplen -y nunca se van a cumplir- surge la frustración, el fracaso, y te sientes desatendido, como si la existencia no se preocupara por ti. Abandona las expectativas de futuro. Permanece abierto, disponible a lo que ocurra, pero no hagas planes. No te hagas ideas psicológicas fijas sobre el futuro -que las cosas deberían ser así- y desaparecerá mucho más sufrimiento.