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No hay hora que no tenga sus nacimientos de alegría y desesperación, no hay resplandor matinal que no traiga nuevas enfermedades a la desolación, así como nuevas fuerzas al genio y al amor. Somos tantos, y nuestras suertes son tan diferentes, que no es de extrañar que el humor de la Naturaleza esté a menudo en duro contraste con la gran crisis de nuestras vidas.