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Si los magistrados tuvieran verdadera justicia, y si los médicos tuvieran el verdadero arte de curar, no tendrían ocasión de gorras cuadradas; la majestad de estas ciencias sería en sí misma suficientemente venerable.
Si los magistrados tuvieran verdadera justicia, y si los médicos tuvieran el verdadero arte de curar, no tendrían ocasión de gorras cuadradas; la majestad de estas ciencias sería en sí misma suficientemente venerable.