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  • Si entonces eres sabio, te mostrarás más como un embalse que como un canal. Porque un canal esparce el agua a medida que la recibe, pero un embalse espera a llenarse antes de desbordarse, y así comunica, sin pérdida para sí mismo, su agua sobreabundante. En la Iglesia actual, tenemos muchos canales, pocos embalses.