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Somos como enanos sentados a hombros de gigantes. Vemos más y cosas más lejanas que ellos, no porque nuestra vista sea superior o porque seamos más altos que ellos, sino porque ellos nos elevan y, con su gran estatura, aumentan la nuestra.
Somos como enanos sentados a hombros de gigantes. Vemos más y cosas más lejanas que ellos, no porque nuestra vista sea superior o porque seamos más altos que ellos, sino porque ellos nos elevan y, con su gran estatura, aumentan la nuestra.