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El General exige y espera encarecidamente la debida observancia de los artículos de guerra establecidos para el gobierno del ejército, que prohíben las blasfemias, los juramentos y la embriaguez; y del mismo modo exige y espera de todos los oficiales y soldados que no estén de servicio que asistan puntualmente al servicio divino, para implorar las bendiciones del cielo sobre los medios utilizados para nuestra seguridad y defensa.