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Entre otras cosas extrañas que se dicen de mí, he oído decir a los deístas que soy uno de ellos; y de hecho, algunas buenas personas piensan que no soy cristiano. Este pensamiento me duele mucho más que el apelativo de conservador, porque creo que la religión tiene una importancia infinitamente mayor que la política; y encuentro muchos motivos para reprocharme el haber vivido tanto tiempo sin haber dado pruebas públicas y decididas de ser cristiano. Pero, en verdad, mi querida niña, éste es un carácter que aprecio mucho más que todo lo que este mundo tiene o puede jactarse de tener.