No es caridad sino derecho, no es generosidad sino justicia, lo que estoy pidiendo. El estado actual de la civilización es tan odioso como injusto. Es absolutamente lo contrario de lo que debería ser, y es necesario que se haga una revolución en él. El contraste de la opulencia y la miseria que continuamente se encuentran y ofenden a los ojos, es como cuerpos vivos y muertos encadenados...