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  • La jardinería es la excusa más práctica para ser filósofo. Nadie adivina, nadie acusa, nadie sabe, pero ahí estás tú, Plato en las peonías, Socrates cultivando a la fuerza su propia cicuta. Un hombre que lleva un saco de estiércol ensangrentado por el césped es como Atlas, que deja que el mundo gire sobre sus hombros.