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Esa rudeza y fuerza combinadas con agudeza e inquisición; ese giro práctico e inventivo de la mente, rápido para encontrar expedientes; esa magistral comprensión de las cosas materiales, carente de lo artístico pero poderosa para lograr grandes fines; esa energía inquieta y nerviosa; ese individualismo dominante, trabajando para el bien y para el mal, y con ello esa vitalidad y exuberancia que viene con la libertad - estos son los rasgos de la frontera.