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En cada adulto se esconde un niño, un niño eterno, algo que siempre se está formando, que nunca está completo y que requiere cuidados, atención y educación incesantes. Es la parte de la personalidad que quiere desarrollarse y completarse.
En cada adulto se esconde un niño, un niño eterno, algo que siempre se está formando, que nunca está completo y que requiere cuidados, atención y educación incesantes. Es la parte de la personalidad que quiere desarrollarse y completarse.