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Para mí, la experiencia es la máxima autoridad. La piedra de toque de la validez es mi propia experiencia. Ninguna idea ajena, y ninguna idea propia, tiene tanta autoridad como mi experiencia. Es a la experiencia a la que debo volver una y otra vez, para descubrir una mayor aproximación a la verdad tal y como está en el proceso de convertirse en mí.