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Pensar que porque quienes ejercen el poder en la sociedad ejercen al fin y al cabo el del gobierno, no sirve de nada intentar influir en la constitución del gobierno actuando sobre la opinión, es olvidar que la opinión es en sí misma una de las mayores fuerzas sociales activas. Una persona con una creencia es un poder social igual a noventa y nueve que sólo tienen intereses.