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  • Tengo un deseo congénito de contradecir; toda mi vida no es más que una cadena de tristes e infructuosas contradicciones para el corazón y la mente. Cuando me enfrento al entusiasmo, me agarrota una helada de pleno invierno, y supongo que el trato frecuente con flemáticos perezosos habría hecho de mí un soñador apasionado.