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De mis cincuenta y siete años he dedicado al menos treinta a olvidar la mayor parte de lo que he aprendido o leído. Desde entonces, he adquirido una cierta facilidad y alegría de la que nunca más me gustaría prescindir. (...) He almacenado poco en mi memoria, pero puedo aplicar ese poco, y es útil en muchas y variadas emergencias. La mantengo en orden, pero me resisto a todo intento de aumentar su peso muerto.