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El dolor de su amo era su dolor. Y le dolía más que su amo estuviera enfermo que estar enfermo él mismo. Cuando la casa empezaba a incendiarse, ese tipo de negro luchaba más por apagar la casa del amo que el propio amo. Pero entonces había otro negro en el campo. El negro de la casa era una minoría. Las masas, los negros del campo eran las masas. Eran mayoría. Cuando el amo se enfermaba, rezaban para que muriera. Si su casa se incendiaba, rezaban para que llegara el viento y avivara la brisa.