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Hemos educado a los niños para que piensen que la espontaneidad es inapropiada. Los niños están dispuestos a exponerse a experiencias. Nosotros no. Los adultos siempre dicen que protegen a sus hijos, pero en realidad se están protegiendo a sí mismos. Además, no se puede proteger a los niños. Ellos lo saben todo.