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  • He tratado con números toda mi vida, por supuesto, y después de un tiempo empiezas a sentir que cada número tiene personalidad propia. Un doce es muy diferente de un trece, por ejemplo. El doce es recto, concienzudo, inteligente, mientras que el trece es un solitario, un personaje turbio que no se lo piensa dos veces a la hora de infringir la ley para conseguir lo que quiere. El once es duro, un amante de la naturaleza al que le gusta recorrer bosques y escalar montañas; el diez es más bien simplón, una figura anodina que siempre hace lo que le mandan; el nueve es profundo y místico, un Buda de la contemplación.