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La sabiduría del Señor es infinita como lo son también Su gloria y Su poder. Cielos, cantad Sus alabanzas; sol, luna y planetas, glorificadle en vuestro inefable lenguaje. ¡Alabadle, armonías celestiales, y todos los que podáis comprenderlas! Y tú, alma mía, alaba a tu Creador. Todo existe por Él y en Él.