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Puesto que los astrónomos somos sacerdotes del Dios supremo en lo que respecta al libro de la naturaleza, nos corresponde pensar, no en la gloria de nuestras mentes, sino, por encima de todo, en la gloria de Dios.
Puesto que los astrónomos somos sacerdotes del Dios supremo en lo que respecta al libro de la naturaleza, nos corresponde pensar, no en la gloria de nuestras mentes, sino, por encima de todo, en la gloria de Dios.