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La mayoría de la gente ha aprendido a vivir el momento. El argumento es que si el pasado tiene un efecto incierto en el presente, no hay necesidad de pensar en el pasado. Y si el presente tiene poco efecto en el futuro, no es necesario sopesar las consecuencias de las acciones presentes. Más bien, cada acto es una isla en el tiempo, que debe juzgarse por sí mismo. ... Es un mundo de impulsos. Es un mundo de sinceridad. Es un mundo en el que cada palabra pronunciada habla sólo de ese momento, cada mirada lanzada tiene un único significado.