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En nuestros Ashrams de Oriente y Occidente, lugares de retiro espiritual, comenzamos con lo que llamamos "La Mañana del Corazón Abierto", en la que contamos nuestras necesidades. . . . Dedicamos cuatro o cinco horas a esta catarsis. La reacción de un miembro, que la escuchaba por primera vez, fue: "Dios mío, ¿tenemos aquí a todos los perturbados del país?". Mi respuesta fue: "No, tenéis una muestra representativa de la vida eclesiástica honestamente revelada". En la iglesia ordinaria, se suprime por la respetabilidad, por el deseo de parecer mejor de lo que realmente somos.