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  • ¿Y quién puede dudar de que conducirá a los peores desórdenes cuando las mentes creadas libres por Dios se vean obligadas a someterse servilmente a una voluntad ajena? ¿Cuando se nos dice que reneguemos de nuestros sentidos y los sometamos al capricho de otros? ¿Cuando se nombra jueces de los expertos a personas carentes de toda competencia y se les concede autoridad para tratarlos a su antojo? Éstas son las novedades que pueden llevar a la ruina de las mancomunidades y a la subversión del Estado.